Limpieza de suelos
Sábado, 02 de Enero del 2016

La limpieza de suelos de las instalaciones de las empresas es una tarea que requiere de un conocimiento previo del tipo de superficie que queremos limpiar. Por ejemplo, si tenemos un pavimento alcalino como el mármol y utilizamos un detergente ácido, lo más probable es que, aunque hayamos eliminado la suciedad, el suelo quede dañado.
Existen muchas maneras de clasificar los pavimentos. Una de ellas podría ser la siguiente:
- Suelos duros de piedra lisa o pulida: granito, mármol, terrazo, etc.
- Suelos duros porosos: barro cocido, cemento, asfalto, hormigón, etc.
- Suelos blancos: tarimas, parquet de madera, etc.
- Suelos de corcho: plástico, PVC, goma, etc.
- Suelos textiles: alfombras, moquetas, tapices, etc.
El suelo se puede ensuciar de muchas maneras. Así, encontramos varios tipos de manchas:
- Suciedad de origen sólido: formada por diferentes tipos de partículas pesadas, como restos de arena, y partículas ligeras, como el polvo.
- Suciedad de origen líquido: en este tipo de suciedad incluimos las tradicionales machas, es decir, suciedad generalmente de origen líquido como manchas de bebida y todo tipo de líquidos en general.
- Suciedad de origen orgánico: bacterias, microorganismos, vegetales u hongos unicelulares o filamentosos, entre otros.
- Eflorescencias: aquí distinguimos aquellos depósitos salinos que permanecen en el suelo después de desaparecer el agua que los contenía.
Debido a las características de cada tipo de suelo, el tratamiento para cada uno de ellos es diferente. Lo que sí es común a todos ellos es su finalidad, que no es otra que la de dar un aspecto limpio y pulcro de las superficies, una conservación óptima de las instalaciones y una buena imagen.